martes, 21 de julio de 2015

Capítulo 11: Al filo del peligro



El mayordomo sirve un vaso de agua y se lo tira a Ximena en el rostro. Ésta se despierta sobresaltada. El mayordomo coge el afilado alicate y se queda observando a Ximena. Ésta abre los ojos de la sorpresa y niega con la cabeza mientras llora.

Mayordomo: No debiste quedarte dormida, muchacha…

En un breve momento, la cámara enfoca los ojos de Ximena los cuales se abren por completo.

INT. / CASA DE REFUGIO, HABITACIÓN DE REFUGIO / DÍA

En la casa de Refugio, ésta busca apurada la carpeta debajo del colchón de su cama. La mujer sale de su cuarto y baja las escaleras, dirigiéndose a la salida. Allí Alex la espera en su auto.



Alex: ¿Esa sí es la carpeta? 

Refugio: Sí, Alex. ¡Vamos de prisa!

Alex y Refugio se suben al auto, ambos en los puestos delanteros. El auto arranca dirigiéndose a la estación de policía.

EXT. / IGLESIA DE LA CIUDAD / DÍA

Por otra parte, a las afueras de la iglesia, Abigaíl sale teniendo un manto oscuro en su cabeza. La mujer se sube a su auto mirando para todos lados muy misteriosa. Abigaíl comienza a conducir su auto.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / DÍA

Mercurio suspira mientras mira a la asustada Ximena que se ha salvado de ser cortada en los dedos.



Mercurio: (quitándole la mordaza) ¡No te vuelvas a dormir o te juro que a la próxima no me apiadaré de ti!

Ximena: Esta es la oportunidad perfecta. No pienses que Abigaíl te va a recompensar por obedecer sus órdenes. ¡Te matará como ya lo ha hecho antes!

Mercurio (molesto): ¡Ya cierra la boca! (Se levanta del puesto y se dirige a las escaleras)

Ximena: ¡Hay un veneno en los cajones de la cocina, detrás de los platos y dentro de una bolsa negra! ¡Escucha! (Suspira)

El mayordomo termina de subir las escaleras y sale del sótano.

EXT. / ESTACIÓN DE POLICÍA / QUINCE MINUTOS DESPUÉS

Alex y Refugio llegan en el auto del primero a la estación de policía. El coche se queda estacionado en todo el frente del lugar. Alex y su tía salen y entran a la estación de inmediato.



Refugio: (acercándose a la policía recepcionista) Buenas tardes, señorita. Venimos a denunciar a una mujer que está involucrada en un negocio ilegal de drogas y falsificación de cuentas bancarias. Esa mujer se llama Abigaíl Lafontaine.

Policía: Lo siento, ese tipo de casos son investigados por el Comandante, que en este momento no se encuentra (Alex y Refugio se sorprenden). Sin embargo, hace mucho rato salió. No debe de tardarse.

Alex: Señorita, a parte de eso, Abigaíl tiene secuestrada a una mujer. En este momento la vida de alguien corre e peligro.

Policía: ¿Qué tan seguros están de que hay una vida de por medio? ¿Tienen algo que lo compruebe? (Alex y su tía se miran indecisos). Por lo visto, no lo hay, así que esperen media hora más, por favor. En caso de que en ese tiempo el Comandante no haya regresado, yo me encargaré de ir a detener a Lafontaine, ¿perfecto?

Alex y Refugio asienten con la cabeza preocupados.

INT. / ALMACÉN DE LA CIUDAD / DÍA

En un almacén grande de animales, Abigaíl está ingresando, sin tener aquel manto pero sí usando unos lentes oscuros. Abigaíl se acerca al vendedor. En el almacén hay cuadros colgados de animales como tarántulas, serpientes, gusanos grandes, etc.



Vendedor: ¿Qué necesita, señora? (Sonríe amable)

Abigaíl: Seré directa y sincera. ¿Tiene aquí la tarántula más venenosa?

Vendedor: Pues la más venenosa que he vendido ha sido “La Viuda Negra”, pero hace poco se la llevaron. Pero no se preocupe, le puedo dar otra tarántula que también sea venenosa.

Abigaíl: ¿En cuánto tiempo se podría esparcir su veneno en una persona?

Vendedor (exaltado): Pues… No sé, creo que una media hora.

Abigaíl (malhumorada): ¿Cree? ¡No necesito escuchar eso! Necesito con toda seguridad que me responda, o me iré para otro almacén.

Vendedor: No se preocupe, señora. Le estoy diciendo con seguridad que el veneno se esparciría en media hora o en menos.

Abigaíl: ¡Perfecto! Tráigala y equípela bien.

El vendedor asiente con la cabeza y se retira a lo fondo del almacén. Abigaíl saca de su bolso unos billetes de mucho valor.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, COCINA / VEINTE MINUTOS DESPUÉS 

En la mansión Lafontaine, el mayordomo entra a la cocina, se acerca a los cajones de la cocina y se queda mirando pensativo. En eso, siente el ruido de un auto llegando. Pocos minutos después, se ve como Abigaíl entra a la mansión con una caja en mano. Lo primero que la mujer hace es descargar su bolso en el sofá y luego dirigirse a una puerta en el fondo, por el pasillo principal. En esa puerta está el sótano. Mercurio abre la puerta del sótano encontrándose de frente a su patrona.



Mayordomo: Que bien que llega, patrona. Justo salí en este momento porque tenía que… ir al baño (miente).

Abigaíl: ¿Qué ha pasado de Ximena? ¿Ya tienes su primer dedo?

Mayordomo (sorprendido): No, señora. Ximena no se ha dormido. Ya le advertí que no intentara dormirse mientras salía del sótano.

Abigaíl (con recelo): Está bien. Por cierto, ve a mi oficina dentro de quince minutos.


El mayordomo asiente y se va de allí. Abigaíl entra al sótano y baja las escaleras con la caja grande en la mano. La mujer voltea a la izquierda y en el fondo ve a Ximena en la silla de cemento. La muchacha cada vez más se ve más delgada, pues no ha comido nada desde el día en que fue encerrada. Abigaíl descarga la caja en una mesita cerca de Ximena. Ésta se asusta cuando Abigaíl destapa la caja y deja ver otra caja más, pero ésta vez es de vidrio y tiene dentro a una tarántula. Abigaíl se aleja un poco de Ximena, se dirige a la pared y de allí toma un pedazo de alambre de púas, que tiene forma de azote. Abigaíl le sonríe con malicia a Ximena y le quita la mordaza. La cámara enfoca las manos de Ximena, las cuales están por la espalda atadas a una soga. Las manos de Ximena están maltratadas puesto que la muchacha ha tratado de irse soltando.



Ximena: ¿Qué piensas hacerme con ese animal?

Abigaíl: ¿No es obvio? ¡Serás envenenada por ella! (Ximena se sorprende). Al menos que… Me ruegues perdón y jures por la memoria del imbécil de tu padre que no te volverás a acercarte a mí.

Ximena: ¡Eso jamás lo haré, bestia! (Le escupe en la cara) ¡Mátame de una vez! ¡Vamos, hazlo! ¡Maldita cobarde!

Abigaíl se seca la escupa con la mano izquierda y con la derecha, abofetea a Ximena con el alambre de púas. Ximena grita. Su mejilla izquierda ha quedado marcada de sangre.

Abigaíl: ¡Pídeme perdón y júralo ahora mismo!

Ximena le sonríe a Abigaíl. Ésta hace mala cara. La muchacha sin dudarlo, le vuelve a escupir en el rostro. Abigaíl abofetea de nuevo a Ximena con el alambre, ésta vez le pega en la mejilla derecha.

Ximena: ¿Maltratarme de hace sentir más fuerte, verdad? ¡Te ves ridícula haciéndolo, perra!

Abigaíl: ¡Que conste que tú lo decidiste!

Abigaíl empuja con fuerza la cabeza de Ximena contra la pared. La muchacha se queda inconsciente. Abigaíl suelta el alambre, toma la caja de vidrio y la lleva hasta lo profundo del sótano. Allí, voltea la caja estando la puerta de frente y luego la abre. La tarántula puede salirse de un momento a otro. Abigaíl comienza a irse del sótano mientras sonríe satisfecha.

EXT. / ESTACIÓN DE POLICÍA / DÍA

En la estación de policía, se ve como Alex y Refugio salen con rapidez persiguiendo a un Comandante que va acompañado de varios policías. Éstos y el Comandante se suben en una patrulla. Alex y Refugio toman el auto del primero y comienzan a seguir a la patrulla de policía.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, DESPACHO DE ABIGAÍL / MINUTOS DESPUÉS


En la mansión Lafontaine, Mercurio entra al despacho. En el fondo lo espera Abigaíl organizando unos documentos en el escritorio y también firmando un cheque.



Abigaíl: Toma asiento, por favor (Mercurio se sienta). Estoy contenta de haber tenido tu apoyo y te lo agradezco. Sólo quiero que sepas que todo lo que ha pasado en esta casa, sólo quedará entre nosotros, ¿entendido?

Mercurio: Por supuesto que sí, señora.

Abigaíl termina de preparar el cheque, lo saca de la libreta y se lo estira a Mercurio. Éste se levanta y antes de tomarlo, recuerda momentos anteriores. En un breve flashback, se intercalan escenas rápidas en donde se ve a Mercurio disolviendo un polvo blanco en la botella de vino. El polvo es del veneno que Ximena le indicó que utilizara. Al terminar el flashback, le mayordomo mira serio a Abigaíl.

Mercurio: Por cierto, doña Abigaíl. Preparé un vino para los dos en el comedor, para celebrar su victoria (Pensando: En realidad el vino es sólo para usted). Espero que no haya sido mucho atrevimiento mío.

Abigaíl (sonríe): No te preocupes. Al rato iré allá y compartiremos el vino.

El mayordomo se da vuelta para irse yendo. Abigaíl saca del cajón del escritorio un revólver y le apunta a Mercurio. El mayordomo antes de salir por la puerta, siente el ruido y se pone nervioso. 

Abigaíl: ¡Cobarde! ¡Jamás podría dejar testigos de mis crímenes!

Y sin pensarlo, Abigaíl le dispara dos veces a Mercurio en la espalda. Éste cae arrodillado al piso soltando el cheque. Abigaíl se levanta del puesto y le vuelve a disparar al mayordomo. Éste termina de caer fulminado. Abigaíl con el zapato lo voltea y presiona el gastillo dos veces más, disparándole en el corazón. Abigaíl se queda observándola con una mirada seria y perversa.


Mientras tanto, en el sótano de la mansión, Ximena acaba de abrir los ojos muy confundida y al mismo tiempo asustada por los disparos. La muchacha alcanza a ver gracias a la pequeña luz que sale por unas rendijas del sótano que la tarántula se está acercando. Ximena se asusta y trata de soltarse de la soga, maltratándose más sus manos. Ximena trata de deshacerse del alambre de púas que está en los pies, pero se detiene adolorida porque el alambre la corta más mientras ella intenta quitárselo.



Ximena (adolorida): Ah… ¡Tengo que quitármelo como sea! No permitiré que Abigaíl se salga con la suya, así me cueste la vida.

La tarántula comienza a subir por la silla de cemento. Ximena se logra soltar de la soga, pero ve que la tarántula se acerca y no tiene con qué matarla, por lo que coge el alambre de púas que Abigaíl soltó en el suelo y también trata de alcanzar una roca, pero ésta se encuentra un tanto alejada de la silla. La tarántula llega hasta los pies de Ximena y comienza a subirse por su cuerpo. Ximena no puede pararse de la silla porque el alambre de púas atado a sus pies está atado en un clavo de la pared. La muchacha se estira para atrapar la roca, pero justo en ese momento la tarántula la pica, inyectando su veneno en la contra pierna. Ximena grita pero logra tomar la roca y lanza la tarántula contra el piso y con la misma piedra, la aplasta varias veces mientras llora. Ximena hace un gesto de dolor y con el alambre de púas que cogió del suelo trata de cortar el otro alambre que tiene atados los pies.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, COMEDOR / DÍA

En el comedor de la mansión, Abigaíl llega sonriendo con victoria y al mismo tiempo sentándose en una de las sillas. La malvada mujer toma la botella de vino y se sirve en una copa.



Abigaíl: ¡No veo la hora de llegar al sótano y ver con mis propios ojos el cadáver de esa imbécil! (Sonríe) ¡Cadáver que será calcinado!

EXT. / MANSIÓN LAFONTAINE / DÍA 


Por otra parte, la patrulla de policías y el auto de Alex llegan a la mansión. Se estacionan afuera y los policías se bajan en silencio. Alex y Refugio también se bajan. El Comandante se acerca.



Comandante: Por favor quédense aquí. Es riesgoso que ingresen. No sabemos qué pueda ser capaz de hacer esa mujer para huir.

Alex: Tienen que saber manejarla muy bien. No dudo que sea capaz de usar a Ximena como su rehén.

Comandante: Eso lo tendremos en cuenta, joven.

El Comandante va tras los policías, quienes están subiendo por las escaleras para ir a la puerta principal. En el comedor de la mansión, Abigaíl se lleva la copa de vino a la boca y cuando se toma un sorbo, se dice así misma que ha logrado una vez más deshacerse de las personas que se le atraviesan en su camino. De repente, Abigaíl comienza a atragantarse. La mujer se lleva la mano al cuello y justo en ese momento tocan la puerta fuertemente. Abigaíl se pone nerviosa ya que no ha escondido el cadáver del mayordomo. Abigaíl tose seguido y se pequeños golpes en la garganta. La mujer se levanta desesperada y cae al suelo. Abigaíl trata de tomar el teléfono que está en una estantería grande pero al cogerlo, lo deja caer. Abigaíl tose con más frecuencia mientras que la puerta es derribada  en vista de que Abigaíl no abre, los policías entran revisando todo. Abigaíl tose y termina de caer al suelo cerrando los ojos. Un par de policías llegan al comedor y al ver a Abigaíl en el piso, van a socorrerla.

Policía: ¡Rápido, una ambulancia! (Gritando)

EXT. / MANSIÓN LAFONTAINE / DÍA

Alex se muestra desesperado ante su tía Refugio.



Alex: ¿Qué estará pasando allá? ¡Voy a entrar!

Refugio: ¡No es conveniente, Alex!

Alex se va de allí y comienza a subir las escaleras. Refugio se queda muy ansiosa.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / DÍA


En el sótano, Ximena ya ha terminado de quitarse el alambre. En esa escena dramática, Ximena se levanta de la silla pero cae al suelo mientras llora desgarrada. La muchacha está completamente sucia, más delgada y sangra por los pies, la muñeca de las manos y el rostro. Mientras trata de levantarse, vuelve a caer al suelo. Una rata del sótano pasa por allí tocándole las piernas. Ximena se trata de arrastrar muy débil mientras se mira la picadura que tiene en la pierna. Ximena llega hasta las escaleras y se arrastra subiendo escalón por escalón. La visión se torna a borrosa y luego a oscura. Ximena se sienta mareada. Ya han pasado varios minutos desde que la tarántula la mordió y podría morir después de media hora. Ximena llega hasta el final de la escalera y trata de abrir la puerta empujándole con fuerza y al mismo tiempo golpeándola y pidiendo ayuda.

Dentro de la mansión, Alex llega hasta el comedor y ve que los policías están tratando de reanimar a Abigaíl. Alex con indiferencia sigue explorando la casa.



Alex: (gritando) ¡Ximena! ¡Responde! ¡Ximena!

Unos segundos después, va dirigiéndose a un pasillo que se conecta con la cocina y el sótano. El joven ingresa a la cocina y alcanza a escuchar ruidos provenientes de una puerta. En la entrada del sótano, Ximena continúa dando pequeños golpes pero la visión termina de desvanecérsele y al estar mareada, se desmaya quedando acostada en las escaleras. Alex ve la puerta del sótano.

Alex: Los ruidos se oyen desde esa puerta.

Alex abre la puerta y se sorprende al ver a Ximena. Sin dudarlo, el joven toma a la muchacha y la carga por la espalda mientras grita ayuda.

Alex: ¡Ayuda, por favor! ¡Comandante!

Alex va corriendo y llega hasta la sala en donde aguarda el Comandante, quien se sorprende al ver a Ximena.

Alex: Hay que llamar a una ambulancia rápido, Comandante. Mire nada más como esa mujer dejó a Ximena.

Comandante: Justo hace varios minutos se llamó a una ambulancia. Lafontaine también está inconsciente y tiene el pulso bastante débil.

Alex (molesto): ¡Pues ojalá el pulso de esa mujer de debilite aún más! No esperaré a que una ambulancia llegue. Llevaré a Ximena en mi auto (el Comandante se sorprende). Y ojalá la ambulancia tenga problemas con el tráfico, para que Abigaíl termine de morirse para que jamás vuelva a hacer daño.

Alex se va de allí dejando sorprendido al Comandante. Alex baja las escaleras. Refugio al ver a Ximena se le salta las lágrimas. Alex ingresa a Ximena por las sillas traseras de su auto. Refugio entra por el otro lado de la puerta y llora mientras trata de reanimar a Ximena. Alex se sube al puesto de piloto y comienza a conducir.



Refugio: ¿Cómo y dónde la encontraste, Alex?

Alex: Estaba en la entrada del sótano. Por lo visto trató de huir pero terminó rindiéndose.

Refugio: ¡Dios mío! ¿Y por qué Abigaíl no sale?

Alex: Al parecer también la encontraron inconsciente. Quién sabe qué le pasaría.

Alex continúa conduciendo. Refugio se queda muy preocupada.

INT. / EMPRESA OLMEDO, OFICINA PRINCIPAL / DÍA 

Guillermo está organizando unos documentos en su escritorio. En eso, entra Alejandra usando un vestido rojo bastante atractivo y caminando con elegancia. Guillermo se levanta de su puesto y besa en la mejilla a su hija.



Guillermo (entusiasmado): Que bueno que estás aquí, hija. Me siento  feliz por eso.

Alejandra: Te confieso que vine por la última, porque no me gusta mucho estar metida en este tipo de empresas (Guillermo se sorprende). Hace tiempo no recibo nada de ti, papá.

Guillermo: Estás bastante mayor para que dependas de mí, Alejandra. Perdóname, pero debes de trabajar y ganar dinero por ti misma.

Alejandra: ¿Por qué crees que estoy asistiendo? De alguna forma tendré que continuar con mi trabajo aquí. También necesito comprar mis cosas. Hace bastante tiempo he querido tener mi propio auto.

Guillermo: Pues por eso. Trabajo duro y podrás comprártelo con tu dinero.

Alejandra (molesta): Lo sé. Aunque si Alex estuviera casado, hasta serías capaz de regalarle un auto a su esposa, ¿no?

Guillermo: (se sorprende ofendiéndose al mismo tiempo) ¡Qué cosas dices, Alejandra! Noto que te molesta cuando se toca el tema de las relaciones que pueda tener Alex. ¿Qué es lo que te pasa?

Alejandra: No me pasa nada, papá. Y mejor olvida el tema. Me voy a mi oficina.

Alejandra sale de la oficina un tanto molesta. Guillermo se queda ofendido y pensativo.

EXT. / MANSIÓN LAFONTAINE / DÍA

En la mansión Lafontaine, la ambulancia llega con rapidez. Los enfermeros entran a la mansión con dos camillas. Unos minutos después, se ve como en una de las camillas va Abigaíl inconsciente y en la otra camilla va el mayordomo tapado con una sábana blanca. Un policía se acerca al Comandante, quien se queda viendo como llevan a Abigaíl.

Comandante (al policía): Debes de ir con otros dos compañeros al hospital. Hay que vigilar bien a Abigaíl Lafontaine.

Policía: Entendido, Comandante. Por cierto, ya se está haciendo la investigación en la mansión. El cadáver que encontramos en el despacho estaba muy recién. Al parecer Abigaíl lo había acabado de asesinar.

Comandante: ¿Y qué le pasaría a esa mujer? Ximena González fue encontrada en el sótano. ¿Quién más pudo haberle hecho daño?

Policía: Había vino en el comedor y una copa regada. Quizás Lafontaine se tomó el vino y le hizo daño.

Comandante: Podría ser que el mayordomo la envenenó, Abigaíl se enteró y lo asesinó en el despacho y se desmayó en la cocina (pensativo).

EXT. / HOSPITAL DE LA CIUDAD / MÁS TARDE


En el hospital de la ciudad, el auto de Alex llega con rapidez. De allí se baja él y Refugio. De inmediato, Alex carga en sus brazos a Ximena y comienza a adentrarla al hospital. Refugio lo sigue. Pocos minutos después se ve como Alex y Refugio van tras una camilla en donde los enfermeros llevan a Ximena.

Enfermera: Por favor quédense en la sala de espera.

Alex y Refugio se detienen y se quedan bastante preocupados.

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