sábado, 4 de julio de 2015

Capítulo 10: Crueldad sin límites





Abigaíl: Nunca me imaginé que Ximena González se infiltraría en la casa de la asesina de su padre.

Ximena se corta con uno de los vidrios, quedando muy impactada por las palabras de su patrona. La nerviosa muchacha se levanta y Abigaíl de inmediato hace lo mismo, pegándole una sonora bofetada. Ximena se revuelve el rostro, se toca la mejilla y retrocede unos pasos.

Ximena (nerviosa): ¡Vas a pagar por todos los crímenes que has hecho! ¡Monstuo! ¡Asesinaste a mi padre sólo por una deuda que él te podía cancelar en algún momento!

Abigaíl ríe irónicamente y se va acercando a ella con una penetrante mirada que atemoriza a Ximena, quien ya va llegando a la puerta de la habitación, pero Abigaíl rápidamente la toma del brazo.

Ximena: ¡Suéltame! (Tratando se soltarse)

Desde ese momento, la escena se vuelve llena de tensión. Abigaíl la tira al suelo con fuerza. La muchacha trata de escapar del cuarto arrastrándose adolorida por el golpe que Abigaíl le causó al tirarla al piso. Ximena con las piernas patea a Abigaíl en el estómago, quien cae también al suelo, pero la mujer no se rinde y toma de las piernas a Ximena. Ésta coge un jarrón que está encima de una mesita de noche, se acerca a Abigaíl y se lo quiebra en la cabeza. En ese momento el mayordomo llega y no permite que Ximena escape. Abigaíl sangra por la frente. La malvada mujer se levanta del suelo furiosa y al ver a Ximena tirada al piso, también la patea en el estómago y acto seguido, la toma del cabello con fuerza.

Abigaíl: ¡Te vas a arrepentir de haberte metido en donde no debías, imbécil!

Abigaíl le hace una seña al mayordomo, quien golpea fuertemente a Ximena por la espalda y ésta cae inconsciente.

Mayordomo: ¿Qué hago con ella, patrona?

Abigaíl: Enciérrala en el sótano y amárrala bien. No puede mover las manos ni los pies, ni tampoco puede gritar. Tápale la boca.

El mayordomo asiente con la cabeza y comienza a cargar a Ximena. Abigaíl se queda seria y pensativa.

INT. / AFUERAS DE BOGOTÁ, FINCA / AL DÍA SIGUIENTE

Danna arrastra la silla de ruedas en la que Mariano ésta sentado. El joven tiene un vendaje en la pierna derecha. En la entrada de la finca, Don Humberto los recibe con una gran sonrisa.



Don Humberto (sonriente): ¡Qué felicidad que ya estés de vuelta, Mariano!

Danna: ¡Te va a encantar el almuerzo que tu abuelo y yo te preparamos!

Los tres se sonríen y Danna sigue adentrando a don Humberto.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / DÍA

Abigaíl abre la puerta del sótano de su mansión. La mujer tiene una curilla en la frente y baja las escaleras hasta llegar  abajo. Todo es oscuro, sólo entra luz por la puerta que Abigaíl entró. Ésta carga una linterna con la que ilumina el rostro de Ximena. La muchacha está acostada en una banca de cemento ubicada en la pared izquierda del sótano. Ximena abre los ojos lentamente y al ver a Abigaíl, trata de soltarse, pero le es imposible ya que sus piernas están atadas a cadenas, las manos a una soga y la boca está tapada con una cinta.



Abigaíl: (sonriendo con malicia) Disfrutaré verte sufrir… Aunque lamento tanto que tu plan haya fallado (Pensando: O eso espero…)

El mayordomo ingresa al sótano y llega hasta donde Abigaíl. Ésta ilumina con la linterna la bandeja plateada que el mayordomo carga en sus manos. Ximena abre los ojos de la sorpresa al ver que aquella bandeja contiene una inyección con una enorme punta y unos tarros de medicina.

Abigaíl (al mayordomo): Ya sabes lo que tienes que hacer, ¿entendido?

INT. / MANSIÓN OLMEDO, HABITACIÓN DE ALEJANDRA / DÍA

Alejandra mira por la ventana de su habitación un tanto distraída.



Alejandra (pensativa): ¿Qué habrá pasado con Ximena?

En ese momento el celular de la muchacha comienza a sonar. Alejandra contesta.



Carolina (en el otro lado de la línea): ¡Págame lo que me debes ahora mismo! Tengo un problema y estoy encerrada en la estación de policía.

Alejandra (extrañada): ¿Tú me llamaste ayer?

Carolina: ¡No te hagas! Me colgaste sin decir nada y…

Alejandra (molesta): ¡Eres una idiota! Quien contestó fue mi hermano y ahora sabe que te contraté para que lo sedujeras. ¡Ahora púdrete!

Carolina: ¡Espera, por favor! No olvides que yo puedo…

Alejandra (ríe): ¿Tú puedes qué? Si hablas del video de tu celular, lo eliminé hace un par de días cuando dejaste tu teléfono móvil en tu habitación.

Alejandra cuelga y sonríe.

INT. / CÁRCEL DE LA CIUDAD / DÍA

Carolina se guarda el celular muy preocupada. El tipo que la acompaña se acerca.

Tipo: Por lo visto no te van a ayudar. Pues bien, nos tocó arriesgar y amenazar a la patrona para que nos saque aquí.

Carolina se queda muy indecisa ante lo que el tipo propone.

INT. / CASA DE REFUGIO, SALA / DÍA

Refugio está en la sala de la casa con el teléfono en mano muy preocupada. Santiago está presente.



Refugio: Son más de las cuatro de la tarde. Ximena siempre comunica conmigo después del medio día y no lo ha hecho. ¿Será que Abigaíl la descubrió?

Santiago: Cálmate mamá, seguro ha estado ocupada. Esperemos a que te llame para más tarde.

Refugio sigue mostrándose angustiada.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / DÍA

Abigaíl entra al sótano junto con el mayordomo. Éste ilumina el lugar con una linterna. La mujer llega hasta donde está Ximena, ésta se encuentra sentada en la banca de cemento totalmente confundida, con la mirada retraída, como si tuviera un medicamento bastante fuerte que la mantuviera con calma. Abigaíl se queda observando a Ximena, quien no la reconoce por la fuerte droga.



Mayordomo: ¿Cuál es el paso a seguir ahora, doña Abigaíl?

Abigaíl: Compra un rollo de alambre de púas. Le quitarás las cadenas de los pies y la atarás con el alambre de púas.

Mayordomo (sorprendido): ¿No es demasiado, señora?

Abigaíl (atemorizándolo): Te recompensaré por todo esto. Sólo cumple las órdenes, ¿o quieres ponerte del lado de ella?

Mayordomo (asustado): Por supuesto que no, patrona. Sólo comentaba…

Abigaíl mira con recelo al mayordomo.

INT. / CASA DE REFUGIO / MINUTOS DESPUÉS

En la casa de Refugio, el teléfono suena. Refugio rápidamente sale de la cocina a contestar el teléfono, pero se decepciona cuando se da cuenta que se trata de una llamada preguntando por Santiago.



Refugio: (alejando el teléfono de ella) ¡Santiago, tienes una llamada!

Santiago baja corriendo las escaleras un tanto animado, como si supiera de qué es la llamada.

Santiago: Gracias mamá (toma el teléfono). ¿Bueno? (Pausa) Sí, claro (Pausa). ¡Muchas gracias! Mañana estaré allá temprano (Pausa). Hasta luego.

Santiago cuelga dejando a su madre intrigada.

Refugio: ¿De qué era la llamada, hijo?

Santiago: Estos últimos días he estado buscando trabajo en la empresa inmobiliaria del esposo de mi tía Rocío y me han contratado como mesero en la cafetería.

Refugio (sonriente): ¡Que bien hijo! Te andabas quejando de que no estabas haciendo nada aquí.

Santiago emocionado asiente con la cabeza.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / MÁS TARDE

Ya es de noche. Más tarde en la mansión Lafontaine, el mayordomo se encuentra atando los pies de Ximena con un alambre de púas. La muchacha ya está un poco más consciente puesto que le han pasado algunos efectos de la droga.



Ximena (un poco confundida): No… Por favor no…

El mayordomo sigue las órdenes de Abigaíl y con el alambre, ata los pies de Ximena. De inmediato, la sangre no se hace esperar. Ximena llora mientras el mayordomo continúa su trabajo.

Por otro lado, en la habitación de Abigaíl, ésta ingresa a su habitación y justo en ese momento comienza a sonar el teléfono el cual está encima de una mesita de noche. Abigaíl contesta y se sorprende al ver que es Carolina quien la llama.



Carolina (en el otro lado de la línea): Señora, no tengo mucho saldo en mi celular, sólo quería pedirle ayuda. Estamos yo y Beto encerrados. Mañana nos trasladan al medio día.

Abigaíl: Ustedes mismos se metieron en problemas. No pretendan sobornarme con que dirán todo porque si lo hacen, estarán escribiendo su sentencia de muerte.

Carolina (sorprendida): No quería decirle esto, pero es mejor que nos saque o de lo contrario contaremos todo, haremos un trato con la justicia y nos esconderemos cuando salgamos.

Abigaíl (ríe): Por más que se escondan, los atraparé como las ratas que son.

Abigaíl cuelga un tanto molesta.

INT. / MANSIÓN OLMEDO, COMEDOR / AL DÍA SIGUIENTE

Al día siguiente, en la casa Olmedo, toda la familia desayuna. Una señora mayor les termina de servir el jugo de naranja y luego se retira.



Guillermo (a Alejandra): ¿Sabes qué se hizo Carolina, Alejandra? Lleva casi tres días desde que no viene.

Alejandra: No lo sé (miente), aunque al menos tenemos a alguien reemplazándola.

Rocío: Prudencia sólo vino por unos días. La conozco desde hace mucho. No tenía trabajo. Y aunque Carolina regrese, no la aceptaremos más. Es una completa irresponsable.

Alex: Tienes razón, mamá. Era muy joven para encargarse de las tareas caseras. Quizás hasta entró con dobles intenciones, no sé…

Guillermo: ¿A qué te refieres, hijo?

De repente, el timbre de la casa suena. La empleada temporal va a abrir y Rocío pasa. Todos se sorprenden, en especial Alex.



Refugio: Buenos días… Sé que mi visita es inesperada, pero me urge hablar con Alex (éste se sorprende).

Alex se levanta del comedor extrañado.

Alex: Ven conmigo, tía…

Alejandra se queda pensativa. Un par de minutos después, Alex y Refugio llegan hasta el estudio de la mansión.

Alex: Hola tía, ¿qué necesitas decirme? ¿Es sobre Ximena?

Refugio: Sí, no nos hemos comunicado hace un par de días. Tengo miedo de que Abigaíl lo sepa todo.

Alex se sorprende.

INT. / AFUERAS DE BOGOTÁ, FINCA / DÍA

En la finca de las afueras de Bogotá, Danna, Mariano y don Humberto también están desayunando.



Don Humberto: Y bien hijo, ¿le pondrás una denuncia a Abigaíl?

Mariano: No abuelo, creo que es mejor dejar las cosas así, por el momento.

Don Humberto (se sorprende): Me perdonarás Danna, pero es mejor que encierren a esa señora. Más tarde puede hacer algo peor.

Danna: Don Humberto tiene razón, Mariano. Aunque la vi siempre como mi hermana, no lo es y además es muy peligrosa.

Marianos e queda indeciso.

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / DÍA

Por otra parte, en la mansión Lafontaine, Abigaíl está entrando al sótano con una linterna grande en compañía del mayordomo que está sosteniendo un vaso de agua el cual derrama encima del rostro de Ximena quien estaba dormida. La muchacha despierta confundida, no tiene rastros de la droga que le habían dado pero los pies están ensangrentados. El mayordomo le quita la mordaza a Ximena.



Ximena: ¡Aunque me mates, irás a la cárcel por maldita!

Abigaíl: No me importa, al menos tengo el gusto de verte sufrir, y lo que te he hecho es sólo el comienzo. Deberías estar feliz, te vas a encontrar en el infierno con el imbécil de tu padre.

Ximena (furiosa): ¡Cierra la boca! (Le escupe en la cara)

Abigaíl saca un pañuelo y se limpia el rostro.

Abigaíl: Pensaba dejarte ir bajo una advertencia, pero con esto… He cambiado de opinión (sonríe).

Abigaíl se retira. El mayordomo le vuelve a poner la mordaza a Ximena y sigue a su patrona. Ambos platican estando alejados de Ximena.

Abigaíl: Quédate con ella las veinticuatro horas del día a partir de ahora. Cada vez que se rinda del sueño y se duerma por varios minutos, la despertarás y le cortarás un dedo. Eso harás sucesivamente.

Mayordomo (sorprendido): ¡Señora!

Abigaíl: Ya te he dado la orden. ¡Ojalá no me entere que he das acobardado! ¿Entendido?

El mayordomo asiente con la cabeza y Abigaíl se retira del sótano.

INT. / MANSIÓN OLMEDO, ESTUDIO / DÍA



Refugio: Acudí a ti porque eres cercano a Ximena y porque sé que ella te entregó otra copia de seguridad.

Alex: Así es. Es mejor que denunciemos a Abigaíl antes de que le pueda hacer algo más grave a Ximena. Iré por los documentos en mi habitación.

Alex sale del estudio apurado. Un par de minutos después, se ve como el muchacho busca desesperadamente la carpeta de documentos en los cajones de la mesita de noche pero no hay resultados. Alex sale del cuarto muy preocupado y al estar en la parte baja de las escaleras, se topa con Alejandra. Alex no duda en tomar del brazo a su hermana.

Alex: ¿Qué hiciste con los documentos?



Alejandra: (fingiendo no saber nada) ¿De qué hablas? ¡Suéltame! Me haces daño.

Alex mira fulminante a Alejandra, la suelta y se ve dirigiendo se nuevo al estudio. Alejandra se acerca a la sala y se sienta en un sofá sonriendo con malicia.

INT. / MANSIÓN OLMEDO, ESTUDIO / DÍA



Alex: (entrando al estudio) No sé qué sucedió con los documentos, no los encuentro por ninguna parte (preocupado).

Refugio (sorprendida): Entonces vamos a mi casa por la copia que yo tengo. ¡No perdamos más tiempo!

Alex y Refugio salen del estudio con suma rapidez.

INT. / IGLESIA / MÁS TARDE

Abigaíl ingresa cínicamente a una iglesia cercana a su casa. La malvada mujer está vestida con una ropa acorde y teniendo en su cuello un rosario. La mujer se acerca al sacerdote, quien ya es un anciano. El sacerdote está cerca de un confesionario.



Abigaíl: Necesito conversar con usted, Padre.

Sacerdote: Está bien, hija. Entremos.

Algunos  minutos después, ambos están dentro del confesionario platicando. El sacerdote se encuentra sorprendido y al mismo tiempo asustado por los crímenes que Abigaíl le cuenta.

Sacerdote: ¿Cómo has tenido la consciencia tan tranquila, hija? No quería haber escuchado semejantes atrocidades. ¿Estás arrepentida de verdad?

Abigaíl: No vine a que me juzgara, Padre. Simplemente quería desahogarme. Y si lo que le sorprende es el asesinato de Fernando (refiriéndose a su padre), él se lo merecía.

Sacerdote: No podías hacer justicia por tu cuenta, hija. Además en este momento tienes a una pobre muchacha encerrada cuando ella sólo está dolida por la muerte de su padre. Además, nada te ganarás con limpiar tus pecados si sigues cometiendo los mismos crímenes.

Abigaíl (furiosa): ¡No me importa! ¡Sólo dígame lo que tengo que rezar para que Dios me pueda perdonar! (El sacerdote se asusta)

INT. / MANSIÓN LAFONTAINE, SÓTANO / DÍA

Mercurio, el mayordomo está en un sillón frente a Ximena. Al lado de él hay una mesa pequeña que tiene encima una bandeja blanca la cual tiene un pañuelo, un alicate especial, una jarra de agua y un vaso. El mayordomo se da cuenta que Ximena hace más de cinco tiene los ojos cerrados.

Mercurio: Está dormida…

FLASHBACK



Abigaíl: Quédate con ella las veinticuatro horas del día a partir de ahora. Cada vez que se rinda del sueño y se duerma por varios minutos, la despertarás y le cortarás un dedo. Eso harás sucesivamente.

FIN DEL FLASHBACK

El mayordomo sirve un vaso de agua y se lo tira a Ximena en el rostro. Ésta se despierta sobresaltada. El mayordomo coge el afilado alicate y se queda observando a Ximena. Ésta abre los ojos como platos y niega con la cabeza.

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